Poesía
Recurro a ti, mi amado corazón, buscando guía en el silencio que me envuelve. ¿Hacia dónde voy? ¿Qué hacer cuando las palabras se desvanecen y el silencio me abraza? Hemos enfrentado juntos tantas batallas, y
Siento el pulso de tus miedos, vibrando cerca de mi corazón. Los guardo con celo, para ofrecerles protección. Eres como el calor del vientre materno, cuando estás cerca, como la suavidad de un cisne, al
Enamorada estoy de ti, por tu suave brisa invernal, que transforma el cielo en un lienzo de nubes húmedas. Tu velocidad envolvente despierta mis sentidos, eres el anhelo que calma la intensidad de mi existencia.
Nadie puede resistirse al deseo de experimentar con su sexualidad, a esa calma tensa que invade el cuerpo, provocando escalofríos de anticipación, Esperando el instante de sentir la calidez de otra piel, donde todo lo
—¿Tú estás bien? —Sí, yo estoy bien. —Te extraño… —No es necesario. Ya no estás, pero te siento. Huelo tu piel y tu aroma de siempre… —No te veo. Estoy triste, mi corazón se desmorona