Recurro a ti, mi amado corazón,
buscando guía en el silencio que me envuelve.
¿Hacia dónde voy? ¿Qué hacer cuando las palabras se desvanecen y el silencio me abraza?
Hemos enfrentado juntos tantas batallas,
y en cada una, ya sea en la victoria o en la derrota,
nuestros latidos han resonado al unísono,
firmes e inquebrantables.
¿Qué sientes cuando, en mis manos temblorosas,
sostengo frágilmente a un vencejo que respira con dificultad,
luchando por mantenerse vivo?
Sus diminutos latidos son débiles entre mis dedos,
cada pulsación un grito de esperanza.
Su calor, tan delicado, es como la brisa suave del verano,
prometiendo un nuevo comienzo.
Sus plumas incipientes son tan frágiles
como las flores de diente de león,
vulnerables, casi desvaneciendo al toque.
Así, querido amigo, te acuno en mi regazo,
ofreciéndote la calidez de mi corazón,
deseando infundir la fuerza necesaria para vivir.
Corazón, fiel compañero,
¿Qué sientes en lo más profundo de tu ser?
¿Cómo puedo transferir a mi pequeño amigo
la fuerza de tus latidos, el pulso de mi amor?
Eres un ave majestuosa,
y en tu vuelo rápido y ligero,
reflejo de los días compartidos,
los momentos que nos han moldeado.
Vuela alto, a pesar de la incertidumbre del camino.
Aunque no puedo prever lo que te depara el vuelo,
encuentro consuelo en saber que he ofrecido
el latido de mi gran corazón.
Que tu resurgimiento en el cielo
sea un testimonio de nuestra conexión,
un símbolo de esperanza y renovación.
Nota del Autor
Categoría: Poesía. Inspirada en el amor a los animales y el vinculo afectivo con los seres humanos.
La fragilidad del vencejo, tanto física como simbólicamente, refleja los momentos vulnerables en la vida, en los que a veces buscamos fuerzas fuera de nosotros para seguir adelante.
Temas:
Afectividad/Sensibilidad/Confianza/Vinculo/Amor/Emociones/