5, 4, 3, 2, 1…
Me siento a escuchar el latido de mi corazón,
cada pulso un eco en el vacío,
su ritmo disminuye, se desvanece,
como arena que se escapa entre los dedos.
No quiero que se apague,
pero no tengo poder sobre su destino.
El pulso se quiebra,
se aprieta en mi pecho como un cristal frágil.
5, 4, 3, 2, 1…
Son latidos de duelo,
de un amor que se disuelve.
¿Escuchas?
La mente quiere imponerse,
pero el corazón habla en un lenguaje propio.
Tiene vida propia,
un dialecto solo suyo.
Mis sentimientos claman en silencio,
pidiendo un milagro.
Deseo amar como antes,
pero él no responde.
5, 4, 3, 2, 1…
Miro en sus ojos el reflejo de la pérdida,
mientras me susurran que todo irá bien.
Una brisa ligera seca mis lágrimas,
mientras mi corazón se apaga.
Mi piel se empapa, mi cuerpo tiembla,
lucho contra el inevitable adiós.
Trato de atrapar el dolor,
de retener el sentimiento,
pero se desliza como humo entre mis manos.
Lloro por el amor que se desvanece,
por un cariño que ha cambiado.
5, 4, 3, 2, 1…
Son los últimos latidos,
preparándose para un nuevo amanecer,
un resurgimiento para mi amado corazón.
Comentario del Autor
Categoría: Poesía. Inspirado en el desamor
Temas
Tristeza/Resurgimiento/Desamor/Oportunidad/Crecimiento