Cada mañana, un beso me despierta, tal como ella prometió. «Despierta, Barika, despierta. Date prisa,» resonaba su voz en mi mente aquel día.
Con mis pies descalzos y mi milaya, me alejé de ese lugar, sin mi madre ni Akanke, mi muñeca de arcilla nacida del polvo de mi humilde hogar. Caminamos en silencio, recorriendo kilómetros. Pero en mi mente solo resuena la imagen majestuosa de mis amigas de los pantanos la soberana grulla, que permanece en casa, cuidando la vasta tierra polvorienta y roja que deje atrás.
En mis sueños, Akanke está a mi lado, observando con esa mirada única que solo ella tiene. En silencio, me susurra que el mundo está lleno de puertas a otros lugares, y que, tu Barika, debes seguir viva para atravesar una de ellas.
Despierto lentamente, mis párpados son pesados, luchan contra mi deseo de abrir los ojos. Finalmente, logro abrirlos y escucho una voz preocupada: «Barika, Barika ¡despierta!». Una mujer de piel blanca como la espuma y cabello dorado como el sol me sonríe y acaricia mi rostro. Las lágrimas inundan mis ojos, mientras pienso en mi madre y en Akanke.
Sentada en la orilla de un lago helado, siento la brisa fría del invierno. Los árboles se alzan tan altos que parecen imponentes en este bosque de belleza variada. De repente, un suave beso en mi mejilla me hace volver a la realidad. Mi amado compañero de vida, con cabello pelirrojo y ojos tan claros que se confunden con la luz del amanecer, me pregunta: «Barika, ¿en qué piensas?». Cierro los ojos, respiro profundamente y, con valor, pronuncie el nombre de Akanke.
Barika, es cofundadora del proyecto Akanke, una iniciativa que permite a los niños de su pueblo crear juguetes que se exhiben en el Museo de los Sueños. Los fondos recaudados benefician tanto a los niños como a sus familias.
Akanke, el nombre del proyecto, es un homenaje a su madre, y la muñeca de arcilla que dejó en su pueblo.
La muñeca tiene el nombre de Akanke, al igual que el nombre de su madre. Barika en honor a ella, le puso el nombre a su muñeca, por al amor infinito que siempre le brindó.
Nota del Autor
Categoría: Relatos Cortos. Historia de Ficción. Inspirada en los niños de África.
Créditos/Fotografía: Nora Lorek