Existen muchas formas de relacionarnos como seres humanos, y cada una tiene su propio color, ritmo e historia. Pero entre todas, la amistad es esa que sobrevive a las tempestades, a la rivalidad, a la avaricia y a la envidia.
La amistad se construye con esfuerzo, paciencia y constancia. Con el paso de los años, se transforma en un vínculo tan profundo que resiste el tiempo. Cuando nos reencontramos, aunque los rostros hayan cambiado, una sola mirada basta para decirlo todo.
No es necesario hablar todos los días ni hacer de cada encuentro un gran evento. Porque en la amistad genuina, lo único que importa es el deseo de volver a sentir ese abrazo cálido, esas pocas palabras que nos hacen saber que, entre nosotros, los años no han pasado.
La magia de estas relaciones se encuentra en ingredientes simples pero poderosos:
La lealtad, la confianza, el compromiso, el respeto, y, sobre todo, una profunda dosis de amor incondicional.
Estas personas especiales saben que siempre estarán ahí, para apoyarse mutuamente, para escuchar en silencio, para no juzgar, y simplemente aceptar lo que significa estar presentes el uno para el otro.
Dicen que los verdaderos amigos se conocen en los momentos más difíciles de la vida. Y aunque es cierto, yo he tenido la dicha de encontrarlos también en los instantes más felices: en mi juventud, en el mundo artístico, durante mis estudios universitarios, en los viajes en solitario.
El camino para reconectar con viejos y nuevos amigos es infinito. Ellos son mi fuente de energía, mi inspiración, la chispa que necesito para recibirlos siempre con una gran sonrisa.
Porque para todos nosotros, el amor crece, se expande, hasta el punto de llenar el alma con la felicidad que solo la amistad puede brindar en muchos casos.
Comentario del Autor
Categoría: Reflexiones. El poder de la amistad. El valor de la amistad. Los valores, compromiso, la lealtad, la admiración, inspiración, solidaridad, energía.
Temas: amistad/confianza/lealtad/vínculos/relaciones