¡Qué mañana más hermosa! Vibrante, motivadora, fresca… Solo Aurora puede hacerme sentir así.
Sus ojos, pequeños, alargados y de un azul profundo, me saludan con una emoción que desborda, como si no hubiera un mañana. Su cabello rubio plateado, corto y perfectamente peinado, le da un estilo inconfundible con su pañuelo de seda en el cuello.
Parece sacada de otra época, casi como una actriz de antaño o como Liza Minnelli en ese icónico retrato de Andy Warhol.
Ella siempre ríe.
Ella siempre está ahí, para iluminar cualquier oscuridad.
—Aurora, ¿qué tal hoy? —le pregunto con una sonrisa.
—Aquí, mi querida amiga, ¡lo de siempre, eh eh! ¿Y tú? ¿Qué me cuentas? ¿Qué novedades tienes? —me responde con esa energía que siempre la acompaña.
—Bueno, mucho. ¿Te acuerdas de lo que te di a leer hace un tiempo para que me dieras tu opinión?
—¡Claro! Era precioso, como tú —dice, soltando una risa cálida y algo nerviosa.
—Pues ya está publicado. He logrado hacerlo tangible, tanto en papel como en formato digital.
—¿De verdad? ¡Me alegra muchísimo! Sé que ayudará a muchas personas.
—No, la que ayuda a la gente eres tú, con tu manera de ser. Tú inspiras, tú transmites. Emanas sensibilidad y vitalidad por cada poro. Tú fuiste una de tantas, quien me ha inspiró a seguir escribiendo.
Aurora sonríe aún más, y sus ojos se achican, brillando como pequeñas ráfagas de luz. Cada mañana es igual, cuando cruzo la puerta del edificio donde trabajo. Nos abrazamos sin decir nada más, y seguimos con el día, cada una envuelta en su rutina, pero con esa chispa renovada.
Así es mi Aurora, la luz de mis mañanas. Mi «Good Morning» personificado.
Nota del Autor
Categoría: Relatos Cortos. Historia de Real. Inspirada en la energía positiva de algunas personas.
Temas:
Energía vital/ Empatía/ Socialización/ Positivismo/